El pasado mes de diciembre la Editorial Pre-Textos publicó la última versión realizada hasta el momento de la obra de Hart Crane, El puente. La magnífica traducción corre a cargo de Margarita Fernández de Sevilla y Sally Burgess, del Taller de Traducción Literaria de la Universidad de La Laguna.
Nacido en Ohio en 1889, Harold Hart Crane es uno de los poetas norteamericanos más relevantes del siglo XX. Inestable, contradictorio, autodidacta, hijo único de unos padres divorciados que jamás lo comprendieron, supo desde muy pronto que su destino era ser poeta y se dispuso a recoger la herencia de Walt Whitman, al que admiraba profundamente. Leyó con voracidad: a los isabelinos, a Óscar Wilde, a Rimbaud, a Emily Dickinson, a T.S. Eliot, a Ezra Pound... y, al parecer, se relacionó con Federico García Lorca durante la estancia de éste en Nueva York. Autor de una obra tan breve como intensa (sólo publicó dos libros: White Buildings, en 1926, y The Bridge, en 1930), murió antes de cumplir los 33 años. El 27 de abril de 1932, tras una vida infeliz, marcada por la homosexualidad y el alcoholismo, se arrojó a las aguas del Golfo de México desde la cubierta del buque Orizaba. Cuentan que fue después de que unos marineros le dieran una paliza por haber intentado seducir a uno de ellos: se quitó la chaqueta, la dobló cuidadosamente, la dejó sobre la barandilla y se lanzó por la borda ante decenas de testigos de los que se despidió al grito de "¡Adiós a todos!"
El puente es un libro clave en la poesía contemporánea y un clásico de la poesía norteamericana de principios del siglo XX. Concebido como un poema épico dividido en partes, pretende ser una síntesis de los Estados Unidos. El mítico puente de Brooklyn, el primer puente colgante del mundo, emblema de la modernidad y el progreso, es el punto de partida, el icono de una ciudad y un país, el símbolo de la gran América, de unos Estados Unidos fundados en unos valores que Crane consideraba ejemplares.
Obsesionado por dotar a su poema de un "andamiaje", idea distintas secciones que luego va puliendo, en un continuo proceso de reescritura, hasta dejarlo en la estructura definitiva: un prohemio y ocho secciones numeradas. Una epopeya en la que tienen cabida el viaje de Colón, el sueño de Eldorado, el río Mississipi, la conquista del Oeste, Pocahontas y la cultura indígena, el Cutty Sark y el dominio de los mares, el nacimiento de la aviación, Edgar Allan Poe, Walt Whitman, el túnel del metro... y, como cierre, otra vez el puente, en el aria final ("Atlántida") que el poeta compuso en la misma habitación desde la que, treinta años atrás, el ingeniero que lo diseñó supervisaba las labores de construcción.
Escrito bajo la influencia de Rimbaud y de Walt Whitman, El puente no es un poema fácil, sino todo lo contrario. Oscuro y musical, alucinado e intenso, suscitó inicialmente el rechazo de la crítica, lo que llevó al poeta a una profunda depresión y una sensación de fracaso que quizá contribuyera a precipitar su trágico final. Hoy, sin embargo, está considerado como un punto de inflexión en la historia de la poesía moderna. Merece la pena cruzar este puente.
VIRGINIA
Oh la lluvia a las siete
Y la paga a las once.
Sonriendo mantén al jefe lejos,
Mary (¿qué vas a hacer?). Pasaron
Ya las siete y las once,
Y yo sigo esperándote.
Y la paga a las once.
Sonriendo mantén al jefe lejos,
Mary (¿qué vas a hacer?). Pasaron
Ya las siete y las once,
Y yo sigo esperándote.
¡Oh, Mary, ojos azules y pañuelo burdeos,
Mi Mary de los sábados!
¡Campanillas del carro
De golosinas!
¡Palomas a millones,
Y Prince Street en primavera,
Donde brillan los higos
Junto a las ostras!
¡Oh, Mary que te asomas desde el silo,
Suelta tu trenza de oro!
Suelta tu trenza de oro!
Qué buena pinta tiene este libro. No he leído nada de Hart Crane y eso hay que solucionarlo ya mismo. Lo que cuentas sobre él me ha entusiasmado. Me gustan sus ascendentes literarios. El poema que reproduces (que es muy bueno) me suena a Rimbaud. Gracias por la sugerencia, Inmaculada. Este fin de semana lo buscaré. Saludos.
ResponderEliminarMe alegra mucho haber encendido la mecha. Yo tampoco lo conocía. Lo vi recomendado en el blog de Santos Domínguez ("En un bosque extranjero", enlazado aquí, a la derecha) y no paré hasta encontrarlo y leerlo. Espero que lo disfrutes, Chimista. Saludos y gracias por tu visita.
EliminarHas hecho una presentación del libro y del autor muy interesante, así que tomo nota y me lo apunto. Como dice Chimista, los ascendentes literarios son buenos argumentos para garantizar su calidad. Lo recomendaré, además, a mi amiga Elena para su blog PUENTESSUSPENSIVOS. Te costó encontrarlo: ¿dónde podría hacerme con un ejemplar? Un abrazo.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco. Lo encontré en la librería-café "Tipos Infames", en Malasaña, pero puede que esté en "La Central" de Callao.
ResponderEliminarMe gusto mucho tu blog y este poema de Hart Crane. Un saludo
ResponderEliminarMuchas gracias, Alfonso. Encantada de tenerte por aquí. Paso a visitarte. Saludos.
Eliminar