martes, 12 de noviembre de 2013

DENIA



http://juanjosepedro.blogspot.com.es/2012/09/es-una-acuarela-de-hace-unos-anos-en.html
Crédito de la imagen


Los invisibles ojos de la diosa
avistaban los días y las embarcaciones
desde tu nombre griego.
Pero hoy,
Arthemisium Hemeroscopion,
nadie recuerda ya tu viejo nombre
pleno de milenarias resonancias:
pleno de sal, de luz,
de míticos periplos,
de oscuros navegantes
y de mercaderías.
Si todo fuera un sueño,
si no existiera el Tiempo y sus heridas,
y si nada pudiera contra el hombre y sus fuegos...
Pero el Tiempo es un viento que consume los fuegos,
arrasa las culturas,
disipa las ciudades
y a ti te ha concedido la indulgencia
de conservar tus albas luminosas
y tus tiernos crepúsculos.
Lo demás, nada:
tarjetas postales, tablas de surfing,
folletos publicitarios
y económicos apartamentos con vistas al mar.
Aquí, donde los ojos de la diosa
-un sedimento de melancolía
temblando en las pupilas-
avistaban los días y las embarcaciones,
Arthemisium Hemeroscopion,
desde tu nombre griego.


Islas, 1991
(VII Premio "Ángel González" de poesía)


martes, 5 de noviembre de 2013

PISAR CRISTALES

 
 
 
 
 
      Hoy se cumplen cincuenta años de la muerte de Luis Cernuda en su exilio mejicano. Con tal excusa, nos hallamos inmersos en un tiempo de publicaciones, homenajes y recuerdos al que tal vez se haya convertido en el poeta más influyente de la generación del 27. Si tuviera que elegir de entre los suyos mi poema favorito, no sabría hacerlo: muchos son mi poema favorito. Pero, cuando pienso en Cernuda, en su vida, en su persona y en su poesía, siempre me viene a la cabeza éste de Los placeres prohibidos. Creo que lo define.
 
 
 
PARA UNOS VIVIR

Para unos vivir es pisar cristales con los pies desnudos; para otros vivir es mirar el sol frente a frente.
La playa cuenta días y horas por cada niño que muere. Una flor se abre, una torre se hunde.
Todo es igual. Tendí mi brazo; no llovía. Pisé cristales; no había sol. Miré la luna; no había playa.
Qué más da. Tu destino es mirar las torres que levantan, las flores que abren, los niños que mueren; aparte, como naipe cuya baraja se ha perdido.